«Id e invitad a todos al banquete»

10 palabras de misión del Papa Francisco

Para la Jornada Mundial de las Misiones de este año, el Papa Francisco propone un tema tomado de la parábola evangélica de las bodas (cf. Mt 22,1-14). Después de que los invitados hayan declinado la invitación, el rey, protagonista de la historia, dice a sus siervos: «Id ahora a las encrucijadas y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda». El texto pone de relieve algunos aspectos importantes de la evangelización que pueden ser útiles para todos nosotros, discípulos misioneros del Señor, comprometidos en la tarea de anunciar y testimoniar el Evangelio.

  1. Id e invitad. Jesús propone dos verbos que expresan el dinamismo de la misión: «ir», “invitar”. La misión es un ir incansable hacia toda la humanidad para invitarla al encuentro con Dios.
  2. En todas partes. ¿Hacia dónde ir? La Iglesia seguirá yendo hacia cada hombre y cada periferia geográfica, social y existencial; cada discípulo misionero estará «en salida», sin cansarse ni desfallecer ante las dificultades, para cumplir fielmente la misión recibida del Señor.
  3. Testimonio. ¿Cómo ser misión? Todo cristiano está llamado a participar en la misión de Jesús con el propio testimonio del Evangelio en todos los ambientes. El Señor quiere que seamos misioneros…
  4. Invitad. «Ven a la boda». La misión de llevar el Evangelio a todos los hombres debe tener el estilo de Jesús, que invita a participar en la vida de Dios. Los discípulos misioneros lo hacen con alegría y amabilidad, con pasión y ternura, reflejando y manifestando el modo de ser y actuar de Dios.
  5. Banquete. Jesús nos invita a un banquete, la imagen de la salvación realizada desde ahora con la venida de Jesús. La Eucaristía prefigura el banquete eterno, sabiendo que «el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca».
  6. Urgencia del anuncio. Los primeros cristianos sentían la urgencia del anuncio del Evangelio. Hoy, mientras el mundo propone sus banquetes de consumismo, de bienestar egoísta, de individualismo, el Evangelio llama a todos al banquete de Dios donde reinan la alegría, el compartir, la justicia, la fraternidad, en comunión con Dios y con los demás.
  7. En la oración. Siguiendo la Palabra del Señor la oración no cesa de elevar a Dios la oración del Padre Nuestro: «Venga a nosotros tu Reino». La oración cotidiana y la Eucaristía nos hacen peregrinos-misioneros de esperanza, en camino hacia la vida de Dios.
  8. Todos. ¿Quiénes son los destinatarios de la invitación? Todos… Este es el corazón de la misión, porque nadie está excluido del amor de Dios. Cada una de nuestras misiones brota del Corazón de Cristo para que Él atraiga a todos hacia Sí. En nuestras actividades misioneras estamos invitados a anunciar el Evangelio a todos.
  9. El Evangelio. En un mundo desgarrado por divisiones y conflictos, el Evangelio de Cristo es la voz suave y fuerte que llama a los hombres a encontrarse, a reconocerse hermanos y a alegrarse de la armonía entre las diversidades. «Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2,4).
  10. Con Maria. En las bodas de Caná de Galilea, María obtuvo de Jesús el primer milagro: el Señor ofreció a los novios y a los invitados abundante vino nuevo, signo del banquete con Dios. Pidamos a María su intercesión para la misión evangelizadora de los discípulos misioneros. Con la alegría y cuidados de la Madre, vayamos y llevemos el amor de Dios a todos.