Querido amigo/a
Estamos al final del curso pastoral, curso que en su última parte ha estado lleno de acontecimientos importantes. El Congreso de los Laicos de la Familia Oblata en Sassone fue sin duda uno de estos momentos, pero después también ha habido muchas iniciativas de animación misionera y de recaudación de fondos para diversos proyectos en nuestras misiones por parte de benefactores, grupos y parroquias. Cuánta vida, cuánta imaginación, cuánta pasión de vuestra parte para que nuestros misioneros y nuestras misiones puedan responder a las necesidades de la gente.
Con este Boletín me gustaría contarles algo sobre nuestra misión en Venezuela, donde estuve el pasado mes de mayo. Desgraciadamente, he visto las dificultades de vida de tantas personas en un país donde hasta hace unas décadas muchos italianos también iban a buscar trabajo. Nuestros Oblatos, italianos y españoles, están en dos parroquias: en Santa Bárbara de Barinas y en Palo Gordo. En la primera, a la iglesia asiste mucha gente y hay muchas actividades, sobre todo de jóvenes.
La gente vive de forma sencilla, de los productos de la tierra, ya que estamos en el campo (pero es difícil pensar en una vida mejor). En la segunda, sin embargo, que se encuentra en las laderas de los Andes, hay mucha pobreza. En Palo Gordo apoyamos dos proyectos, principalmente gracias al sector español de la Provincia. El primero consiste en poner a disposición de la gente a dos psicólogos para ayudar a las personas que en pocos años lo han perdido todo debido a la catastrófica situación política y económica del país. Se están manifestando importantes problemas psicológicos y hay, incluso, algunos casos de suicidio. El segundo proyecto consiste en la compra de un inmueble para ponerlo a disposición de las personas que vienen del campo al pueblo de Palo Gordo para buscar trabajo o para obtener asistencia sanitaria (con la esperanza de que haya médicos y medicinas en las farmacias).
Por estos proyectos, pero también por muchos otros en Senegal y Guinea Bissau, en el Sáhara Occidental y en Uruguay, quisiera dar las gracias a quienes, tanto en Italia como en España, sostienen económicamente estas ayudas, pero también a los que llevan a nuestros misioneros, a su pueblo y todas estas iniciativas a Dios por medio de la oración. Gracias de corazón. Gracias también a todos los que apoyan las Adopciones Escolares a Distancia (becas) para que un niño o niña pueda asistir a la escuela.
También en este período seguimos siendo discípulos misioneros. ¿Cómo? Propongo una frase del Papa Francisco que nos invita a vivir bien nuestras relaciones, una realidad muy importante, porque la vida es un tiempo de encuentro con los rostros de cada hombre y mujer. “La vida no es un tiempo que pasa, sino un tiempo de encuentro” (Fratelli Tutti, 66). En el encuentro, cada hombre es un don. Custodios de los hermanos y hermanas, el encuentro nos lleva a reconocer los dones y las bendiciones de los que el otro es portador.
En nombre de todo el equipo de la Procura de Misiones, un abrazo y una bendición.
Padre Flavio Facchin
Procurador de las Misiones Extranjeras